El diputado de Juntos por el Cambio, Federico Frigerio, advirtió que “una semana antes de que se desatara la catástrofe, el Gobierno Nacional ya había emitido los informes del elevado del BUI. La documentación expresaba que estábamos llegando a máximos históricos de esos índices que señalan la elevada probabilidad y riesgo de incendios”.

“La provincia no emitió ninguna prohibición para hacer fuego, ni preparó una brigada de respuesta rápida para estar atentos a ese tipo de riesgo. Los vientos, la humedad y el volumen de la materia orgánica acumulada inflamable, son elementos que no se tuvieron en cuenta y se tomó la situación a la ligera”, cuestionó.

El 30 de noviembre los vecinos dan aviso sobre el primer foco de incendio en la Reserva Corazón de la Isla. El 2 de diciembre, la provincia informó al Ministerio de Ambiente Nacional que los brigadistas provinciales, bomberos y civiles autoconvocados fueron los únicos involucrados hasta esa fecha para combatir el incendio. “Acá fue la primera aparición del gobierno provincial, con la prohibición de hacer fuego durante 90 días”, aseguró el diputado.

Para el 3 de diciembre, ya eran 3.000 hectáreas afectadas. “Ante la ausencia del gobierno provincial, el sector privado empezó a mandar ayuda, medicamentos, herramientas, cisternas, bins de 1.000 litros, combustible y alimentos”, afirmó.

Y agregó: “Defensa Civil de la provincia empezaron a decomisar equipamientos y prohibir el ingreso de asistencia a las estancias. Los fueguinos seguimos sin entender por qué ocultaron lo que nos estaba pasando”.

El 4 de diciembre llegaron los primeros 20 brigadistas enviados por Nación. “Los bomberos y brigadistas locales no estaban siendo atendidos por la provincia. No les suministraban recursos ni comida. Comían latas de paté y sándwiches de fiambre, después de estar en la primera línea, durante más de 5 días evitando que el fuego se expandiera”, cuenta el diputado nacional por Tierra del Fuego.

El 5 de diciembre llegó la primera avioneta hidrante, la Air Tractor 802. Una avioneta de agricultura adaptada para combatir incendios, con una capacidad de 3.000 litros de carga de agua y una autonomía de 3 horas. La carga se realiza a través de camiones cisterna de Bomberos Voluntarios. Posteriormente llegaron 2 helicópteros con helibaldes. Para el día siguiente, el fuego ya había alcanzado las 4.000 hectáreas.

“A pesar del incansable esfuerzo de los brigadistas, bomberos, civiles autoconvocados y toda persona que colaboraba, para el 7 de diciembre el fuego ya había alcanzado las 5.000 hectáreas. “Recién a los 7 días, la legislatura declaró la emergencia ambiental y llegó oficialmente el pedido de ayuda internacional a la embajada argentina en Chile”, relató Frigerio.

Para el 12 de diciembre el área afectada por el incendio ya tenía la magnitud geográfica de la ciudad de Ushuaia. Por otro lado, desde el comienzo del incendio la Armada Argentina tenía listo un grupo de 30 brigadistas y 40 zapadores con cocinas de campaña, camiones y vehículos multipropósito y recién fueron convocados el 13 de diciembre. “Solo habían requerido una cocina de campaña y recién a los 14 días fue convocado el grupo de tareas en su totalidad ¿Será por ideología o por negligencia?”, preguntó.

Llegando al 16 de diciembre, el incendio se cobró 9.000 hectáreas y los brigadistas llevaron adelante un paro por falta de viáticos. “Ganan menos que los empleados militantes que mete el gobernador en el Estado y ponen plata propia para poder moverse, por falta de viáticos que le adeudaba el Gobierno Nacional para poder cuidarnos. Para hacer lo que Melella no hace, ocuparse de este siniestro y de nuestros bosques”, concluyó.