A mediados del año pasado, cuando las vacunas contra la enfermedad de Covid-19 habían logrado alcanzar ya a un número considerable de personas (al menos en aquellos países que podían permitirse comprarlas), comenzaron a surgir las inquietudes respecto a los cambios en el ciclo menstrual poco después de recibir las dosis.
Períodos que aparecían más temprano, flujos más abundantes y calambres más dolorosos eran algunas de las afecciones frecuentes que se reportaron. Ahora, un análisis de miles de registros menstruales es uno de los primeros en confirmar lo que muchas ya sospechaban: que sus ciclos menstruales se habían retrasado después de la vacunación.
El estudio, financiado por los Institutos Nacionales de Salud y publicado la primera semana de enero en la revista científica Obstetrics & Ginecology, incluyó los registros de casi 4000 mujeres que habían monitoreado meticulosamente su menstruación en tiempo real, entre las cuales 2400 se habían vacunado contra el coronavirus (con dosis de Pfizer-BioNTech, Moderna o bien Johnson & Johnson) y unas 1550 no lo habían hecho. Todas eran cuidadanas estadounidenses de entre 18 y 45 años que habían llevado registro de sus periodos durante al menos seis meses.
Según pudieron observar las autoras del estudio, las que fueron inoculadas tenían ciclos menstruales ligeramente más largos después de recibir la vacuna que las no vacunadas aunque sus periodos, que llegaban casi un día más tarde que el promedio, no se prolongaban. Es decir que, por ejemplo, alguien con un ciclo menstrual de 28 días que comienza con siete días de sangrado seguiría teniendo un periodo de siete días, pero el ciclo duraría 29 días. Sin embargo, el efecto era transitorio ya que la duración de los ciclos volvía a la normalidad en uno o dos meses.
“Esto es realmente tranquilizador. A la larga, no vemos nada que impida que alguien se vacune. Simplemente les da más información sobre qué esperar”, dijo Alison Edelman, profesora de obstetricia y ginecología en la Universidad Oregon Health & Science y autora principal del artículo. “Ahora podemos decirles a las personas que es posible que tengan un ligero cambio en la duración de su ciclo menstrual”.
Por otro lado, las especialistas coinciden en que estos hallazgos deberían consolar a quienes están preocupadas por la infertilidad, dado que un ciclo o dos en los que los periodos se desvían pueden ser molestos, pero no van a ser perjudiciales desde el punto de vista médico.
Finalemente, las autoras del estudio reconocen las limitaciones del análisis que hicieron, ya que la muestra no es representativa a nivel nacional (en Estados Unidos) y las usuarias de Natural Cycles, la empresa que desarolla la app que proporcionó los datos, tenían más probabilidades de ser blancas, con estudios universitarios, más delgadas que el promedio de las mujeres estadounidenses —el peso puede afectar a la menstruación— y no usuarias de anticonceptivos hormonales.
En resumen, no está claro el motivo por el que el ciclo menstrual podría verse afectado por la vacunación, pero los periodos irregulares ocasionalmente aparecen en la mayoría de las mujeres, ya sea debido a factores ambientales, a estresores y/o cambios vitales. Aunque el estudio no examinó, por ejemplo, la influencia del estrés, comúnmente conocido por afectar la menstruación, se cree que si este afectó el ciclo menstrual, el grupo de control también podría haber experimentado cambios.
En adelante, estudios futuros de la misma base de datos buscará examinar otros aspectos de la menstruación, como si los periodos fueron más abundantes o dolorosos luego de la vacuna.