El Plan Procrear, tal y como lo conocemos, dejará de existir”. El anuncio de ayer del vocero presidencial Manuel Adorni no sorprende, si se piensa como un paso más del “topo” que vino a destruir el Estado. La medida se veía venir y el mismo subsecretario de Vivienda de la Nación, Santiago Sánchez Sorondo, se la había adelantado a las cámaras del sector. También les dijo, en criollo, que el gobierno de Milei no va a continuar con las obras que quedaron paralizadas desde comienzos de este año, más de 17.000. En octubre pasado a los últimos 2520 beneficiarios del Procrear 2 línea Construcción ya les habían dicho que debían transformar su préstamo hipotecario en un préstamo personal, “como parte de las medidas necesarias para asegurar la sostenibilidad económica”. En off, el anuncio hecho en medio de una grave crisis habitacional viene acompañado de una catarata de apreciaciones negativas sobre una de las políticas públicas más exitosas de la gestión kirchnerista, acaso la única posibilidad de acceder a una casa propia sin grandes ahorros ni herencia de por medio, que cambió la vida de cientos de miles de personas.
El gobierno planea dar de baja todos los fideicomisos públicos; ya lo hizo con el Fondo Fiduciario de Capital Social (Foncap), una herramienta estatal para financiar microemprendimientos, y ahora es el turno del Fideicomiso Público Programa Crédito Argentino del Bicentenario para la Vivienda Única Familiar, también conocido como Procrear.
“Dos novedades económicas: a partir de mañana el plan Procrear tal y como lo conocemos dejará de existir. Además de esto, se comenzarán a permitir las “hipotecas divisibles” para proyectos inmobiliarios en desarrollo. Gran gestión de Luis Caputo. Fin”, escribió ayer Adorni.