Así lo afirmó el medico psiquiatría Juan José Fernández, uno de los que disertará en el próximo curso de formadores para la prevención del suicidio, en el Colegio Don Bosco, de Río Grande.

El 10 de septiembre es el día mundial de la prevención del suicidio decretado por la Organización Mundial de la Salud, lo que, según Fernández, obliga a los profesionales de la salud mental a salir a la comunidad “para prevenir y hablar sobre la importancia de detectar tempranamente aquellas personas que pueden tener signos que dan para pensar en una posible terminación letal, y poder orientarlos a un tratamiento adecuado. A la persona hay que escucharla, sin juzgar, sin decirle que hay formas de cambiar”.

“Hay que darle la posibilidad a la persona que tiene ideas suicidas de que pueda hablar de lo que le pasa en una forma empática, eso va a permitir que la presión interna que lo lleva a cometer el hecho letal empiece a aflojar, y ahí uno trata de orientarlo que busque ayuda”, dijo el psiquiatra por FM Del Pueblo.

suicidio impredecible

Lo comete aquella persona que estaba bien y nadie podía imaginar que podía cometer suicidio. “Los últimos estudios han demostrado que un 70% de personas que se suicidan lo hacen en el primer intento y la mayor parte de ellos no han mostrado señales previas”, explicó el médico.

Y agregó: “Cuando observamos signos que hagan pensar en un cuadro depresivo, tenemos que preguntar si tiene ganas de suicidarse, eso es descomprimirlo, hablar de ese dolor interno. Cuando uno ve que una persona aumenta el consumo de alcohol o sustancias ilegales, hablar de la muerte reiteradamente, hacer planes para ello, despedirse de personas, cambios notables de estados de ánimo, hacer acopio de medicación, todos son elementos que hacen pensar que esa persona ya está pensando en eso”.

También se refirió a los adolescentes, con los “cambios de conducta en la escuela, todos estos elementos hacen pensar que la persona puede estar entrando en un trastorno mental y hay que permitir que hable de sus problemas. Y llamar a la familia para que lo lleven a lugares de salud mental”.

“En la adolescencia suelen comenzar enfermedades graves, la más grave es la depresión, es el momento que tenemos que estar buscando esos signos de alarma en un joven que no se comunica, que se aísla, eso es grave, porque el adolescente es una persona sumamente gregaria, necesita de sus pares, no es un chico bueno, es un chico que tiene algún problema que hay que hablar”, aseguró.

“No hablarlo es lo que mate, el silencio es el que mata”, concluyó.