Con la asunción de Guillermo Francos como jefe de Gabinete, la cartera más política del Gobierno fue degradada a Secretaría y dependerá directamente del nuevo ministro coordinador. Se trata de un hecho institucional inédito para el país.

Cuando el lunes transitaba por sus últimas horas, lo que era vox populi hasta ese momento se oficializó: Nicolás Posse, uno de los hombres más fuertes y amigo personal del presidente Javier Milei, presentó su renuncia como jefe de Gabinete, tras varios días de rumores y luego de un rápido desgaste con el mandatario.

La salida de Posse trajo consigo un fuerte movimiento en el organigrama de poder del Ejecutivo: Milei nombró en su lugar a Guillermo Francos, quien hasta ayer estaba al frente del Ministerio del Interior, que desde ahora fue degradado a Secretaría, que estará a cargo de Lisandro Catalán, exfuncionario durante el Gobierno de Alberto Fernández.

Si bien puede resultar una cuestión meramente burocrática para el funcionamiento del Gobierno, la degradación de Interior a Secretaría es un hecho institucional inédito en la historia del país.

En la práctica, el Ministerio del Interior siempre fue una de las carteras más importantes para cada Gobierno, ya que tiene a su cargo la relación directa con los gobernadores. Se lo considera como el área más política, ya que debe establecer las relaciones incluso con mandatarios provinciales de diferente signo político del Gobierno nacional. También, entre otras cosas, tiene bajo su órbita la organización de las elecciones y el manejo de emergencias, entre otras cuestiones vitales para el funcionamiento de la República.