La épica que Mauricio Macri quiso imprimir a su presentación judicial en Dolores, en la que fue citado a declarar por el espionaje ilegal que su gobierno hizo a los familiares del ARA San Juan, se encontró con un pequeño obstáculo: la convocatoria, lejos de ser multitudinaria como Juntos por el Cambio esperaba, apenas alcanzó a cubrir media cuadra.
Para muchos argentinos y argentinas, resultó inevitable hacer una comparación con la masiva movilización que acompañó a Cristina Fernández de Kirchner, bajo la lluvia, en abril de 2016, cuando se presentó en Comodoro Py para declarar en la causa que investigó la venta de contratos de dólar a futuro, en la que este año fue sobreseída.
Anticipándose a posibles comentarios que junto a imágenes comparativas ganaron rápidamente espacio en las redes sociales, Macri se hizo cargo de la poca asistencia que tuvo el acto de este jueves y dijo, a modo de justificación, que “en la ruta (hacia Dolores) había más controles policiales que los normales”.
No es la primera vez que el expresidente intenta justificar el pobre acompañamiento en las calles con una excusa ajena a su fuerza política: en marzo de 2016, durante la apertura de sesiones legislativas, echó la culpa de la falta de militantes en los alrededores del Congreso al clima. “Qué lástima el feo día. Mucha gente que habrá querido venir”, dijo entonces.
La imagen de este jueves contrastó con otra de 2016 que no tuvo a Macri como protagonista sino a Cristina Fernández de Kirchner. El 13 de abril de 2016, cuando la actual vicepresidenta tuvo que presentarse ante Comodoro Py citada a indagatoria por el juez federal Claudio Bonadio en una causa donde se la acusaba, junto con otros funcionarios, de haber propiciado la venta de contratos de dólar a futuro desde el Banco Central en perjuicio de las arcas del Estado, una gran multitud asistió a la puerta de los tribunales a manifestarle su apoyo, pese a la lluvia que se registró esa mañana.
Según las crónicas de este medio, desde la noche del martes había comenzado la vigilia frente a los tribunales federales, y durante la madrugada la ciudad de Buenos Aires y el conurbano fueron surcados por columnas de manifestantes organizados o sueltos que se movilizaron para apoyar a la ex mandataria el día de su primera citación judicial. Las banderas de todos los colores alternaban con paraguas recortados sobre el cielo encapotado.
Para las 10, cuando CFK llegó a Comodoro Py, el espacio que se había previsto para la movilización, sobre esa avenida y frente a un escenario montado de sorpresa pocas horas antes, ya estaba completamente rebalsado y la marea humana se desbordaba sobre la Plaza Canadá y la avenida Antártida Argentina, mientras de cada tren, subte y colectivo que pasaba por Retiro bajaba un grupo numeroso de personas cantando para sumarse a la multitud.
La audiencia tuvo lugar en un despacho del cuarto piso del edificio. Afuera, la multitud estalló en aplausos cuando la voz que tronaba en los altoparlantes anunció que ya había concluido el trámite judicial. La espera, matizada por los éxitos de siempre: “Juguetes perdidos”, de los Redonditos de Ricota, “Avanti morocha”, de Caballeros de la Quema, “Un día perfecto”, de Estelares, se estiró unos minutos más porque la ex presidenta se detuvo varias veces en los pasillos del juzgado para tomarse fotos con empleados judiciales que se lo solicitaron.
Finalmente, dio ante la multitud uno de los discursos más recordados por la militancia. “Quiero en primer lugar que estén todos tranquilos. Me pueden citar veinte veces más, me pueden meter presa, pero no me pueden callar”, fue una de las frases que marcó la jornada.